«Primarias y democracia»

En momentos en los cuales Venezuela padece un enorme déficit de democracia, quienes aspiramos a una posición de servicio público decidida a través de las manos de la ciudadanía, tenemos el deber de empujar el ejercicio democrático desde las bases. Desde el primer paso, en todos y en cada uno de los momentos en los cuales sea posible. 

Una vez expuesto este razonamiento, paso a referirme en particular a la situación que hoy se presenta en el estado Miranda, donde representamos una propuesta de cambio que definitivamente es plural y masiva. 

Esta propuesta se ha venido construyendo desde abajo y a lo largo del tiempo. Ha significado recorridos de años, no para imponer, sino para conocer las bases reales de la fuerza popular de nuestra entidad. Para articularlas y comunicarlas entre sí.

Para materializar un proyecto unificado y que escuche las voces de quienes saben y conocen, porque están profundamente vinculados al sentimiento y a los problemas de sus respectivas comunidades. 

Desde este punto de vista, consideramos que hoy es el momento adecuado e impostergable para realizar elecciones primarias en nuestro estado, con el fin de decidir quién será el candidato a la gobernación que pueda otorgarle el triunfo a las fuerzas democráticas en las próximas elecciones regionales. 

Debemos una vez más ver el vaso medio lleno. La exigencia de unidad se respira en el ambiente. Todos los que nos oponemos al rumbo equivocado y fatal que lleva el país, entendemos que la manera de reconstruirlo y abrirnos a un futuro viable es uniendo esfuerzos para derrotar en los eventos electorales a una vieja promesa que terminó convertida en pesadilla. 

Y todos los que se quieran anotar en este sentimiento de urgencia por el cambio, tenemos que remar juntos el mismo bote y en la misma dirección. No se puede escapar al mandato unitario de los venezolanos. 

De esta manera, se han barajado sobre la mesa las distintas alternativas a través de las cuales podemos llegar al candidato unitario para nuestra entidad. 

Hay quienes han propuesto las encuestas como un medidor, un referente, para lograr este gran paso de cara a una decisión en la cual nos estamos jugando tanto. Otros, creemos en las elecciones primarias. 

Y lo hacemos por lo que expusimos más arriba: es urgente empujar cuantos ejercicios de democracia sea posible realizar, porque no podemos perder cualquier oportunidad posible de sumar a la restitución cívica de nuestra nación. 

Porque hay que dar un ejemplo crucial y trascendental a nuestros jóvenes y niños que han crecido entre vociferantes manifestaciones de autoritarismo. Estamos comprometidos a demostrarles que hay opciones distintas, que somos distintos. Y que el camino para escapar de un destino al que nos negamos, es el voto. 

Y hacemos este alegato en momentos en los cuales las encuestadoras más prestigiosas del país otorgan una ventaja a nuestra opción de cambio. No se trata de que la alternativa de las encuestas nos sea adversa. Es que el voto primario es una herramienta infinitamente más legítima para dejar sellada la voluntad de la gente, en un evento que resulte incuestionablemente blindado. 

De este encuentro civil saldrá un favorecido, con la misión de derrotar el oscurantismo que se ha tragado a nuestro estado en los últimos años, y de regresarlo a la senda del bienestar y la superación, de lo cual somos capaces y de lo que nos llegaremos a sentir sin duda orgullosos. 

Con el sentimiento unitario que fuertemente se percibe en el aire, habrá de entrada un compromiso por parte de quien no sea elegido por el voto de Miranda: deberá integrarse al trabajo necesario para concretar el objetivo final. 

Estamos claros en que el verdadero adversario no está en nuestras filas, sino en la acera de enfrente. Es ese modo equivocado y retorcido de hacer política, que llevó al oficialismo a organizar unas supuestas elecciones primarias, para luego terminar imponiendo sus candidatos a dedo. 

Una burla a la buena voluntad de la gente inocente que se movilizó para emitir un voto y manifestar su voluntad, una voluntad que no vale nada a los ojos de quienes ven el poder como un ejercicio vertical. Concepción aberrante, que deslegitima de entrada a quienes proceden de esta manera. 

No es poco lo que tenemos que enfrentar. Es la concepción de la política desde el ego, desde las agendas personales y las luchas intestinas entre quienes ven al cargo público como un trofeo y no como un instrumento de servicio. La única manera de vencerlos es unidos. 

Ya estamos dedicados a convocar a todos los equipos políticos, a todos los dirigentes vecinales, a recoger firmas para exigir las primarias que los mirandinos quieren. Si no hay un acuerdo, si hay diferencias, que sea la comunidad quien decida.

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