El pasado 6 de enero, participamos en una rueda de prensa conjunta con alcaldes y otros funcionarios electos de la región mirandina, como respuesta a una situación que nos parece un despropósito indescriptible: el querer despojar a nuestro estado Miranda de cuatro de sus municipios más emblemáticos: Baruta, Chacao, Sucre y El Hatillo.
Tuvimos el honor de compartir en este encuentro con los mejores alcaldes de Venezuela, cuyos municipios son referencia de una gestión administrativa de calidad para sus vecinos. Están obsesionados por la calidad de vida de nuestra gente.
La insólita propuesta partió de la jefe de gobierno del Distrito Capital, Jaqueline Faría, quien declaró, en un espacio televisivo del canal del Estado, que “Desde el principio el comandante Chávez pensó que podía ser de esa manera”.
Agregó que así comenzó originalmente el debate sobre la conformación de lo que es hoy el Distrito Metropolitano de Caracas y alega, adicionalmente, que todos los servicios están en red, incluyendo los de transporte.
Cabe de paso observar que la declaración provino de una funcionaria sin obra tangible que mostrar y con un enorme pasivo en su carrera: fue comisionada hace muchos años para el saneamiento del Río Guaire. Hoy la mencionada vía fluvial sigue como siempre, sin que se haya movido un dedo para modificar esta realidad.
La inquietud por esta propuesta se extiende a las 5 subregiones que constituyen el territorio mirandino: el área metropolitana, la subregión de Guarenas Guatire, Barlovento, corredor de los Altos Mirandinos y Valles del Tuy. Sus 55 parroquias están en alerta.
Y no podemos dejar de ver el trasfondo político del asunto: la zona metropolitana de Caracas que pertenece al Estado Miranda, es el 41% de la población electoral de nuestro estado.
Vayamos incluso más allá: concretar esta idea convertiría nuestro estado en algo inviable económicamente. Estaríamos decretando el empobrecimiento de nuestro territorio.
No se recibiría el situado constitucional.
No podemos pasar por alto el desmontar el argumento de que esta era una idea del fallecido presidente Hugo Chávez como un insumo que se pueda tomar medianamente en serio para apuntalar este disparate.
Se intenta de este modo una manipulación sentimental con la figura del desaparecido mandatario, endosándole a él la idea. Esto no la convierte en práctica ni en viable.
En segundo lugar, los argumentos esgrimidos por la funcionaria fueron bastante someros y débiles; de hecho, la declaración en sí fue extremadamente breve y a los funcionarios electos por la ciudadanía que ocupan los cargos de autoridad con representación popular, los tomó totalmente de sorpresa esta propuesta, lo cual constituye un irrespeto hacia la voluntad de la gente a quienes ellos representan.
Y valga este comentario para aclarar que se está pretendiendo supeditar los territorios y las funciones de cuatro alcaldías autónomas a la voluntad de una instancia cuya cabeza se designa a dedo por el gobierno nacional.
En contrapartida, estamos hablando de hoy de atacar a territorios que ostentan los mejores niveles de vida de Venezuela. Hay sistema de salud de primer mundo, los espacios públicos, recreacionales y deportivos funcionan incluso hasta altas horas de la noche. Hay iluminación, un sistema de seguridad que es orgullo para cada uno de estos municipios.
Debemos referir que representantes del gobierno nacional se han comunicado con nosotros preocupados, porque se mudaron del municipio Libertador a nuestros vecindarios y les preocupa que el deterioro que caracteriza al territorio de la municipalidad que dejaron, se reproduzca en las áreas mirandinas que ahora habitan y que están amenazadas de ser tomadas por el gobierno central.
Esta idea de algunos representantes gubernamentales parece querer seguir la línea de acabar con lo que funciona.
En lugar de estar pensando en esto, las autoridades nacionales deberían tener más bien como norte ocuparse de los servicios que son su responsabilidad y que están totalmente abandonados en los municipios mirandinos que ahora pretenden arrebatarle a nuestro estado.
Por ejemplo, una Carretera Panamericana iluminada y segura para los habitantes de los Altos Mirandinos, o luz para la región de Barlovento, martirizada por la delincuencia.
En los Valles del Tuy hay un toque de queda de facto y espontáneo, programado por la delincuencia, desde las 4:30 de la tarde. O en Petare, donde la gente sueña con que llueva para poder tener agua, porque no les llega por las vías supuestamente normales.
Es, en síntesis, un atropello más en la ya extensa lista de reveses que tradicionalmente padece la autonomía de las regiones en medio de las habituales aberraciones que rigen la administración del país.