⚫️🔴🟡 Con el reciente inicio de la campaña electoral para las elecciones regionales, los mirandinos tenemos la certeza de que se abre una nueva oportunidad para nuestro estado. Y es una oportunidad que merece nuestro entusiasmo, nuestro involucramiento y nuestra acción.
Más que merecerlo, nos urge. Es un deber para con nosotros mismos, para con los nuestros, para con nuestra tierra, el accionar decididamente para salvar a Miranda.
Tenemos la fortuna de vivir en uno de los estados más ricos y promisorios de nuestra nación. Tanto los recursos naturales como los humanos, nos dan la perspectiva de poder hacer resonar nuestro gentilicio no solamente en toda Venezuela, sino también mucho más allá de nuestras fronteras.
Con casi cuatro millones de habitantes, somos el segundo estado más poblado del país. Estamos hablando de un motor colosal de trabajadores, empeñados en hacerlo bien; pero necesitados de oportunidades.
De unas oportunidades que no van a llegar sin gobierno y sin gerencia. Un gobierno y una gerencia que no pueden quedar de nuevo en las mismas manos que nos han fallado, a pesar de haber tenido todo el poder para hacerlo bien.
Porque es demasiado lamentable ver cómo esa riqueza potencial de mano de obra se pierde de manos amarradas entre la desidia y la indolencia que han marcado la gestión regional en los últimos 4 años.
Poseemos casi 8 mil kilómetros cuadrados de superficie: costas, con un potencial ilimitado para turismo, tierras fértiles, montañas, ríos, zonas industriales y grandes ciudades.
En un escenario así, los polos de crecimiento y prosperidad podrían ser enormes y múltiples. Deben serlo, pero se necesita compromiso, sensibilidad y corazón para convertir los deseos de nuestra gente en hechos tangibles.
Esa, lamentablemente, no ha sido la historia de los últimos 4 años. Los mirandinos lo sienten y lo resienten. Cuando el poder es distancia y sordera ante la gente, las comunidades no quedan simplemente en punto muerto. Involuciona, retroceden. Y eso es lo que le ha pasado a Miranda en los más recientes 48 meses.
Quienes hemos recorrido el estado hasta en sus más profundos intersticios, lo hemos visto y sentido. Una entidad triste, deprimida, frustrada. Nuestra gente con rabia ante la injusticia; pero con impotencia para solucionar sus propias carencias, porque cualquier esfuerzo se estrella contra un muro hermético de ceguera y silencio.
No es lo que queremos para estos próximos cuatro años. Ya basta, ya ha sido suficiente.
Si se trata de ver lo que deseamos para el lugar donde vivimos en el futuro inmediato, solamente hay que ver lo que llamamos nuestros cuatro municipios vitrina. Nos referimos a Chacao, Baruta, El Hatillo y Los Salias.
Todos ellos están siendo gestionados y administrados por alcaldes que apoyan nuestra fórmula para alcanzar la gobernación estatal en los comicios del próximo 21 de noviembre.
En todos estos municipios se puede ver lo que logra una gestión comprometida, con trabajo y corazón, con conocimiento y preparación.
Se logra incluso contrarrestar los nefastos efectos de una gestión central y centralista que no tienen rumbo ni norte, que pretende aplastar los liderazgos de base regionales y locales, para imponer a dedo y desde arriba a enviados que no están al servicio de la colectividad.
Nuestros 21 municipios y 55 parroquias pueden dar un salto cuántico este 21 de noviembre; pero para ello tenemos que activarnos. Hay que salir a votar y hacerlo en proporciones que no permitan el menor dejo de duda.
Estamos ante una oportunidad de protestar enérgicamente por la burla de la cual hemos sido objeto durante estos años.
Tenemos el poder de definir y trazar un rumbo distinto, que se construirá desde abajo, desde las bases, desde la ciudadanía. Con funcionarios a quienes de verdad les duele esta tierra, que realmente son mirandinos por encima de ningún otro compromiso o afiliación.
La calidad del evento electoral venidero se la otorgaremos nosotros mismos, con nuestra participación y movilización. Con nuestro entusiasmo, no solamente saliendo a votar nosotros, sino llevando a hacerlo a nuestros seres queridos, a nuestras personas cercanas, como vecinos y compañeros de trabajo.
La adversidad se hace grande si la aceptamos, se empequeñece si la enfrentamos. Y lo más importante en esta circunstancia que hoy tenemos al frente, es que estamos unidos y somos muchos.
Convirtamos a Miranda en el polo del renacimiento de Venezuela. El estado completo puede ser una referencia para el país, así como lo han sido hasta ahora varios de nuestros municipios; a pesar de las circunstancias en contra que afectan a toda la nación.
Aún queda mucha historia por escribirse y estamos invitados a ser nosotros mismos los autores en muy pocas semanas. Pasemos a la acción ese día.