Desde siempre hemos escuchado la frase “cero a la izquierda”, para dar a entender algo que no tiene valor alguno, como nos enseñaron en la escuela que sucede con ese dígito en la posición mencionada.
De lo cual derivamos que, en situación contraria –es decir, a la derecha-, el cero vale, y mucho. Vaya si lo sabremos los venezolanos, quienes durante más de una década hemos visto que los ceros de nuestra moneda se reproducen exponencialmente.
Y el tema vuelve a la palestra pública, ante la información de que estamos ante las puertas de la posible eliminación de seis ceros a nuestro signo monetario actual.
De cara a esta noticia surgen muchas interrogantes: ¿por qué se multiplican en el bolívar? ¿se gana algo con quitárselos?
El nuevo cambio sucedería a partir de agosto y tendría la finalidad de simplificar sus transacciones diarias “que a veces apenas caben en una calculadora o que requieren pasar la tarjeta varias veces para completar una compra”, afirma el texto que dio a conocer internacionalmente la noticia y que se originó en la respetada agencia internacional de información financiera Bloomberg.
Esta sería la tercera vez en la que Venezuela viviría una reconversión monetaria para tratar de combatir los efectos de la hiperinflación, un fenómeno que es consecuencia de políticas económicas erradas. De concretarse la iniciativa, el bolívar venezolano habría perdido 14 dígitos en menos de 15 años. Fue a mediados del año 2008 cuando se materializó por primera vez lo que se esperaba fuera una solución al problema del manejo de dinero en el marco de un creciente aumento de los precios.
Según la mencionada agencia Bloomberg, tres fuentes cercanas al Banco Central de Venezuela, quienes pidieron no ser identificadas, confirmaron que ya está planificad planificado suprimir seis ceros más al bolívar a partir del venidero mes de agosto.
Se repetiría de esta manera la formula de rediseñar el cono monetario, pese a que los intentos anteriores de emitir billetes de mayor denominación no resolvieron los problemas creados por la persistente inflación.
Esta remodelación a nuestro sistema monetario implicaría que un dólar costaría 3,2 bolívares en lugar de los 3 millones 219 mil actuales.
Sin duda sería un cambio que, en lo práctico, significaría un alivio para los venezolanos, en cuanto a hacer mucho más manejables las transacciones cotidianas. Pero la pregunta obvia es: ¿cuánto tiempo duraría este alivio?
La última vez que Venezuela realizó una “redenominación” del bolívar fue en 2018. En marzo de ese año comenzaron a imprimirse los nuevos billetes de 1 millón de bolívares, la denominación más alta de la historia del país. Pero ese billete ahora vale solo US$0,32 (32 centavos de dólar) y no alcanza ni siquiera para comprar una taza de café.
Vale la pena recordar que la pérdida del valor de los billetes a inicios del año 2018 fue tal, que la usaban para hacer artesanías como carteras, billeteras, sombreros y correas y eran vendidas con un mayor valor que el papel moneda que se usaba.
Por eso, nos preguntamos qué trae de nuevo esta reedición de una supuesta solución que en realidad no es más que un espejismo, que solamente corre una arruga para volver a encontrarla más adelante y, especialmente, que cada vez parece durar menos tiempo.
Porque entre la primera y la segunda reconversión monetaria pasaron apenas 10 años. Y es un período que suena como muy largo, si nos fijamos que apenas han transcurrido tres desde la segunda reconversión y ya parece ineludible lanzar una tercera, ante la escalada actual de precios.
En realidad, hemos perdido la perspectiva y la medida. ¿Es mucho diez años? ¿Son poco tres?
Para contextualizarnos con base en algún parámetro, es necesario recordar que el bolívar fue establecido como moneda en Venezuela en 1879, durante el gobierno de Antonio Guzmán Blanco. Y fue utilizado sin alteraciones hasta 2008, cuando sucedió la primera reconversión. Es decir, el bolívar original nos sirvió durante 129 años. Este puede ser un buen punto de comparación, frente a lo que vino después.
“Esto ha sido esperado desesperadamente por las empresas, debido a las graves consecuencias operacionales que provienen del desbordamiento de dígitos en el sistema”, indicó a la citada fuente de Bloomberg la economista Tamara Herrera, directora de la consultora Síntesis Financiera.
Con las dos reconversiones ya implementadas, ha quedado meridianamente claro algo que siempre se dijo desde el primer día: de nada vale quitarle ceros a la moneda si no se corrigen los errores en el manejo de la economía de Venezuela.
Si se vuelven a quitar los ceros sin tomar medidas de fondo, más pronto que tarde los veremos volver. Ya ha sucedido dos veces. ¿Estamos a las puertas de la tercera edición de la misma historia?