⚫️🔴🟡 Cuando ya ha transcurrido más de una semana de las recientes elecciones presidenciales de Estados Unidos, el mundo observa con sorpresa la enorme polémica que se ha creado en esa nación con respecto a los resultados.
Mientras los conteos de los votos de cada estado tienden en su conjunto a favorecer al candidato del Partido Demócrata Joe Biden, el actual presidente y aspirante a la reelección por los republicanos, Donald Trump ha hecho públicas sus acusaciones de fraude sobre el proceso, en un tono que ha sorprendido a todos.
Por si fuera poco, ha indicado que cuenta con un gran equipo de abogados que están emprendiendo acciones concretas en las circunscripciones que ha señalado como escenario de resultados dudosos y asegura contar con las pruebas para salir airoso en dichos juicios. Efectivamente este equipo se ha puesto en movimiento.
Es la primera vez que se cierne una sombra de tales dimensiones sobre el proceso electoral de la democracia más grande, longeva y admirada del hemisferio occidental.
Muchos traen a la memoria la disputa electoral sucedida en esa misma nación el año 2000, entre el demócrata Al Gore y el republicano George W. Bush. En aquel momento todo terminó en un juicio que llegó hasta la Corte Suprema y declaró ganador al último por una mínima ventaja en el disputado estado de Florida, tras más de un mes de polémica.
Aunque es el caso más reciente que se recuerda de una situación similar, desde nuestro punto de vista las diferencias son notables. En primer lugar, porque el cuestionamiento se focalizó en un solo estado y adicionalmente, en medio del reconteo jamás se mencionó la palabra fraude.
¿Tiene razón el presidente Trump? No lo sabemos, pero lo que sí es cierto es que está en su derecho de acudir a las cortes y solicitar un proceso legal en todos los casos donde considere que su interés fue lesionado.
Si las pruebas tienen el suficiente peso, se abrirán las investigaciones de rigor y habrá que esperar las conclusiones de las mismas para conocer las dimensiones de las irregularidades –en caso e haberlas– y si ellas tendrían algún peso en los resultados finales que ya se han conocido.
En caso contrario, se declararía ganador al que hasta ahora se proyecta como tal, el ex senador y ex vicepresidente Biden.
Sobre el hecho de que los medios habrían declarado al triunfador, como algunos dicen por ahí, hay que aclarar que se trata de una tradición que la agencia de noticias AP proyecte al ganador, con base en lo que recogen sus corresponsales en las oficinas de elecciones de los estados.
Se trata de una institución extremadamente confiable, con más de cien años cumpliendo con esta tradición. Y recordemos el respeto que tiene los estadounidenses hacia los medios de prestigio, como este. Vale decir que no existe en Estados Unidos un organismo similar al Consejo Nacional Electoral de Venezuela.
Recordemos también que debemos esperar a conocer los votos del Colegio Electoral de los estados, lo cual sucederá el 14 de diciembre. El sistema mixto de voto popular y voto electoral fue una solución de los padres fundadores del país, para blindar la democracia y tener sobre seguro el funcionamiento del sistema.
Cada estado tiene un numero de votos electorales proporcional a su población y la suma de los mismos es la que tiene la decisión final en cuanto a quién será el nuevo mandatario.
Hasta el momento, Biden aparenta haber superado los 270 votos de los colegios que son necesarios para alcanzar la presidencia; pero como dijimos, nada será definitivo hasta el día 14 de diciembre.
Habría que ver también si esta situación, que ya calificamos como inusitada, va a conseguir otro desenlace a través de los procesos que se están abriendo en las cortes. Y también hay quienes apuntan a una resolución intermedia: que se consigan un cierto número de irregularidades que descuenten votos, y que adicionalmente los recuentos que también están sucediendo reacomoden algunos números; pero que esto no suceda en cantidades significativas como para modificar el resultado final.
En todo caso, el pueblo estadounidense está dando ejemplo de conducta democrática. Esta ha sido una de las campañas más apasionadas de la historia del país. Los calificativos altisonantes han llovido de lado y lado.
Sin embargo, la ciudadanía se mantiene en paz. Ha habido celebraciones y protestas, que afortunadamente no se han salido de control; mientras la mayoría continúa haciendo su vida cotidiana.
Y es que estamos hablando de una nación que confía en sus instituciones. Imperfectas, como toda creación humana; pero capaces de corregir sus rumbos y con un compromiso de que todo funcione.
Toca esperar y aceptar lo que decida la ley. Nuestros mejores deseos al pueblo estadounidense.
David Uzcátegui.